En la búsqueda de destrabar la sanción de la Ley Bases en el Senado argentino, el gobierno y el bloque de legisladores que responde al oficialismo pusieron el futuro de Aerolíneas Argentinas sobre la mesa de negociaciones.
De acuerdo con fuentes cercanas al debate legislativo, el gobierno accedió a remover a la compañía aérea de bandera de la lista de empresas estatales a privatizar, junto con el Correo Argentino y Radio y Televisión Argentina (RTA).
Agua y Saneamientos Argentinos (AYSA), Belgrano Cargas, Sociedad Operadora Ferroviaria (SOFSE) y Corredores Viales se mantendrían dentro de este listado, que también incluye a Intercargo, empresa de handling estatal.
“Si hay que gastar una bala, será por Aerolíneas y no por Intercargo“, dice una fuente con llegada al arco opositor, citando que el impacto ante la opinión pública de mantener a Aerolíneas Argentinas dentro de la órbita del estado es evidentemente mayor.
En las filas del oficialismo, no ven con malos ojos avanzar con la privatización de Intercargo, ya que por sus resultados -y una posición en el mercado que roza el monopolio-es “fácilmente vendible”. Aunque a Aerolíneas no le faltan candidatos.
Si Aerolíneas Argentinas se vende, ¿Quién la compra?
Contrariamente a lo que la opinión pública piensa -inducida por ciertos discursos y bajadas de línea- Aerolíneas Argentinas tendría oferentes, si la empresa fuera privatizada o, tras la modificación del anexo de la Ley Bases, se avanza en un esquema híbrido con participación público-privada.
Personal jerárquico de la compañía aérea estatal indicó a Aviacionline, bajo reserva de identidad, que han recibido “varios acercamientos” de compañías interesadas en la aerolínea, y que han pedido condiciones para una futura inversión o compra, en cuanto se defina el modelo bajo el cual seguirá funcionando la compañía bajo la gestión Milei.
Las mismas fuentes comentaron que, aún cuando el DNU 70/2023 permite separar las unidades de negocio – lo que permitiría que el Centro de Formación y Entrenamiento de Pilotos (CeFePra) y la división de Mantenimiento pudieran ser vendidos por separado, como se hizo en privatizaciones análogas como la de la vieja Mexicana o Alitalia-, tanto los interesados como Aerolíneas Argentinas contemplan una operación que incluya a la compañía como un todo.
Trabajo (¿sucio?) por delante
Una condición para la inversión, dicen las fuentes, es que el “trabajo sucio” de adecuar los Convenios Colectivos de Trabajo para que sea “más competitiva” deberá hacerse antes de que desembarquen capitales privados.
De acuerdo a trascendidos, a fines de abril circuló un documento que listaba una serie de modificaciones de las condiciones laborales de los pilotos. En ese momento, tras las consultas de Aviacionline a la compañía y a APLA, ambas partes se acusaron de filtrar dicho documento, pero coincidieron que esos eran los puntos estaban sobre la mesa.
Desde cambios simbólicos como la eliminación del servicio de remises hasta modificaciones al acceso a pasajes vacacionales para el grupo familiar, la eliminación de la gratificación por jubilación y la reubicación de pilotos de Fuselaje Ancho a Fuselaje Angosto en una eventual reducción de flota, la compañía apunta a racionalizar las condiciones laborales.
Es significativo que se incluya en los puntos la “eliminación de todos los mandatos gremiales”, en favor del cumplimiento “estricto” del CCT y la normativa vigente.
Tras el debate, el futuro
¿Qué cambiaría si se aprobara la Ley Bases (en general y en particular) en el futuro cercano de Aerolíneas Argentinas? La duda permanece, porque aún si se hubiera optado por privatizarla, el proceso de adecuación llevará meses y el frente interno hubiera presentado un alto grado de conflictividad.
La exclusión de la compañía de la lista de empresas a ser privatizadas otorgará un poco más de calma, pero quedará supeditada a cómo se maneje la aerolínea en su plan de racionalización. La reducción de operaciones y de flota, que acompaña un programa de retiros voluntarios que no ha tenido un resultado destacado al menos en una primera etapa, tiene como consecuencia una debilidad relativa en un mercado aerocomercial que hace rato ya que no se expande.
A esta coyuntura se suma la firma de acuerdos de “Cielos Abiertos” que permitirá -en los papeles al menos- una mayor competencia en el mercado de cabotaje. El acuerdo de código compartido con SKY es una medida de protección que puede ayudar, pero todavía es temprano para evaluar su éxito. En una región que se consolida, buscar aliados es una estrategia acertada. El problema es ver cuánta espalda queda, y si no es muy poco y muy tarde.
Fuente: AviacionLine