17/05/24

¿Peligra el gas para el invierno?: por qué las distribuidoras se niegan a comprar GNL

Una nueva licitación resultó desierta porque nadie quiere asumir la pérdida de comprar el gas a 13 dólares y venderlo a 4. El gobierno no les permite trasladar el precio a los usuarios.



Un nuevo conflicto está a punto de estallar en el sector energético. A cuatro días de que el sistema empiece a necesitar del gas natural licuado (GNL), las licitaciones continúan quedando desiertas y no hay distribuidora que quiera comprar ese gas a los precios fijados por el Gobierno.

Por primera vez desde que se importa GNL, el Tesoro decidió dejar de cubrir con fondos propios el diferencial de precio del gas extranjero respecto al nacional. El problema es que tampoco autoriza un traslado de ese mayor precio a la demanda. Por lo tanto, el Poder Ejecutivo pretende que las empresas compren el GNL a 12,99 dólares y que lo vendan a poco más de cuatro.

El primer intento se realizó el pasado 19 de abril. Lógicamente, las licitaciones en el Mercado Electrónico de Gas (MEGSA) resultaron desiertas, pero en el sector se interpretó como una primera señal del Gobierno para luego proceder a una negociación por los cuadros tarifarios.

Casi un mes después y sin ningún tipo de negociación en el medio, las autoridades vuelven a insistir con la misma mecánica. En este caso, se intentó colocar unos 15 millones de metros cúbicos diarios para el período que va del 17 al 31 de mayo.

Llega el frío y se dispara la demanda de gas

Nuevamente, no hubo respuesta de las distribuidoras, pero a diferencia del intento anterior, ahora estamos atravesando la primera ola polar de la temporada invernal que obliga a contar con un volumen adicional para poder satisfacer a la demanda.

De hecho, la importación de GNL está pensada justamente para abastecer a ese pico de consumo que se produce por el uso de la calefacción de los hogares con la llegada del frío, que se multiplica por seis veces en promedio en el sector residencial en relación a la demanda de verano.

La propia característica del sistema argentino hace que la importación de GNL sea la solución más eficiente porque no tendría sentido construir la infraestructura de transporte y el desarrollo de pozos necesario para funcionar apenas unos cuatro meses al año.

El conflicto pasa por quién se hace cargo del sobrecosto: si se cubre con subsidios o si lo pagan los usuarios. O, como parecería pretender la Secretaría de Energía, que las distribuidoras asuman la pérdida.

Fuente: Más Energía