Javier Milei se comprometió con Estados Unidos a cancelar el proyecto de Atucha III que tiene financiamiento chino y frenó la construcción del reactor Carem, un hito en la historia del desarrollo nuclear argentino.
La manera de Milei de desmantelar la política nuclear argentina es la misma que aplica a otras áreas: deja sin fondos al sector. Las autoridades de la Comisión Nacional de Energía Atómica enviaron una carta al personal para transmitir "preocupación por la situación presupuestaria crítica que está atravesando nuestra Institución". El comunicado lleva la firma de catorce gerentes de área.
En primer lugar, resaltan que para el 2024 cuentan con la misma asignación presupuestaria prorrogada del año 2023, que alcanza como mucho hasta junio.
"Si bien la Institución ha realizado todos los esfuerzos necesarios para proyectar y transmitir a las áreas superiores pertinentes las necesidades mínimas de crédito para garantizar el funcionamiento durante todo el año 2024, todavía no se ha podido consolidar este requerimiento y no hay certeza de fechas en las que pudiera concretarse", precisa el comunicado.
Los gerentes informaron que, "a pesar de los esfuerzos institucionales", no se realizaron las transferencias de fondos para poder realizar los pagos efectivos a los proveedores de todo lo devengado, con la excepción de las transferencias correspondientes a salarios y becas.
"Recién en el día de hoy, terminando el trimestre, está llegando la primera cuota de transferencia de fondos por $3.077.859.234 que representan sólo el 11,7% de todo lo que se había previsto devengar y el 16,4% de lo que será la deuda exigible de proveedores, que alcanzará para pagar una mínima parte de todo lo comprometido", indicaron.
Ante la falta de flujo y continuidad en los pagos, muchos proveedores se han visto en la obligación de cortar los servicios.
Estas condiciones son las que comienzan a impactar en los proyectos estratégicos como la Central Argentina de Elementos Modulares (CAREM), el Reactor Argentino Multipropósito RA-10, afectando a las empresas subcontratistas, y los servicios de Medicina Nuclear y Radioterapia dificultando la realización de estudios de diagnóstico y tratamiento.
También afectan el normal funcionamiento de las instalaciones de los centros atómicos, complejos tecnológicos y regionales, ante la imposibilidad inmediata de garantizar los servicios básicos, esenciales y permanentes que hacen a su operatividad y funcionamiento en condiciones seguras.
De hecho, en algunas instalaciones los laboratorios de CNEA se ven imposibilitados de reponer los insumos necesarios para realizar los análisis que den cumplimiento a los requerimientos regulatorios.
Sobre este estado de situación se pronunció Adriana Serquis, titular de la CNEA desde el gobierno de Alberto. "Estamos preocupados. Todo el personal es calificado y elegido para cumplir funciones muy particulares. Empieza a haber mucho temor. Yo no estoy dispuesta a firmar ningún despido", dijo Serquis. "No hay un plan nuclear entendido y por eso no sabemos adónde vamos. Hay interés de que continúen las cosas, pero no hay cosas claras. Hay un desconocimiento de qué es lo que se quiere hacer", dijo.
Para la titular de la CNEA, la industria nuclear "siempre fue una política de Estado y se esperaba que lo siga siendo", aunque manifestó: "No nos dan una respuesta. Ni siquiera nos pidieron un presupuesto".
Con la asunción de Milei, Serquis presentó su renuncia en dos oportunidades. Sobre su continuidad en el cargo más allá del cambio de gobierno, que LPO reveló en su momento, esta funcionaria argumentó que no puede dejar la conducción de la CNEA vacante porque esto implica un riesgo nuclear, aunque reconoció públicamente que "desea" ser despedida.
Por otro carril corre la cuestión geopolítica. El desarrollo nuclear argentino es reconocido por el resto del mundo. El potencial doméstico es tal que el país diseñó un reactor 100% nacional, fomando así parte de un selecto grupo de países.
Ahí radicaba el interés de China por financiar la cuarta central nuclear argentina tal lo comprometido bajo el mecanismo del Diálogo Estratégico para la Cooperación y Coordinación Económica (DECCE) por más de USD 14.000 millones cuyo origen se remonta a la gestión de Julio De Vido. Sin embargo se trata de proyectos que no avanzan en gran parte por la intervención de Estados Unidos.
De hecho, LPO contó en exclusiva una visita que pasó bajo el radar pero que con el tiempo quedó en claro que se trató de la comitiva con la misión más delicada que Estados Unidos envió a la Argentina durante el gobierno de Alberto.
El objetivo de la misión fue conseguir información sobre la cooperación nuclear entre China y Argentina y sobre todo sobre los detalles de la construcción de la central Atucha III que financiaría y realizaría la potencia asiática. En las sucesivas reuniones que tuvo la funcionaria norteamericana, quedó claro que Estados Unidos se opone rotundamnte a esa iniciativa.
La novedad de ahora es que, según pudo reconstruir LPO, durante el encuentro que mantuvieron en Ushuaia Milei y la Laura Richardson del Comando Sur, el Presidente argentino se comprometió a frenar el avance del proyecto de Atucha III así como el resto de las obras comprometidas tanto en el acuerdo de cooperación como en la Ruta de la Seda.
Fuente: LPO