El juicio que por estas horas lleva adelante la justicia de Azul por el descarrilamiento del tren que circulaba entre Plaza Constitución y nuestra ciudad el 8 de marzo de 2002 deja en claro que las posibilidades de que ese servicio se restablezca son prácticamente nulas.
El proceso judicial considera que tanto FerroExpreso Pampeano SA (FEPSA) como la Sociedad estatal operadora ferroviaria (SOFSE), son responsables de lo ocurrido, acusados de “Estrago Culposo Agravado”
Esa figura penal considera que han cometido una acción contra la seguridad pública, por omisión, negligencia o impericia, que podría haber causado consecuencias fatales.
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Cuando se repasan los resultados de las pericias realizadas, rápidamente se concluye que resulta poco menos que imposible que el ferrocarril en esta ruta vuelva a circular.
Los informes técnicos han determinado con precisión las causas del incidente. Por un lado, los vagones utilizados carecían de los elementos indispensables para circular, por caso amortiguadores antiserpenteos y adecuados mecanismos de suspensión.
Por otra parte, la red ferroviaria –con un promedio de 145 años de antigüedad-- presenta deterioros de todo tipo, desde eclisas rotas y quebradas, fijaciones sueltas, quebradas o vencidas, durmientes fisurados y podridos, bulones de fijación riel-eclisas faltantes, entre otras.
Pero además quedó comprobado que los maquinistas lejos están de respetar las velocidades máximas permitidas para circular atendiendo el estado de la vía descripto. Se han verificado velocidades de hasta 90 km/h en tramos que no debieran exceder los 40 km/h.
No sólo, eso. Se ha comprobado que hubo impericia en los conductores al momento de utilizar el sistema de frenos para reducir esa marcha, lo cual pone a la formación en riesgo de vuelco.
La única chance de que el tren vuelva a correr es que se renueve la flota, se repare el sistema de rieles y se capacite de los responsables de conducir. Ninguna de las empresas responsables de realizar estas acciones ha manifestado voluntad alguna de ocuparse de estas cuestiones o invertir en mejoras. Con lo cual la realidad es una: la cancelación del tren es definitiva.
Fuente: La Nueva