Los precios del Gas Natural Licuado (LNG) en el mercado TTF de Rotterdam (Países Bajos), la principal referencia para Europa, cayeron a la mitad en los últimos 75 días. El 4 de noviembre, el gas cotizaba a 125 euros por megawatt por hora (MWh), unos 36 dólares por millón de BTU. Este lunes 23 de enero, en cambio, el valor spot de LNG para marzo rondaba los 66 euros (unos 19 US$/MMBTU) y la proyección para junio de 2023 descendía a 61,50 euros.
El gobierno quiere aprovechar el descenso de los precios globales para recortar el costo millonario del LNG importado que se consume en invierno para cubrir el salto de la demanda de gas en los hogares. Por eso, la empresa estatal Enarsa lanzó este lunes una licitación para adquirir 30 cargamentos de LNG para la terminal regasificadora de Escobar. Los buques deberán arribar entre el 15 de marzo y el 5 de agosto de este año, según se detalla en el tender al que accedió EconoJournal.
El pliego elaborado por Enarsa incluye una serie de novedades cuando se lo compara con compulsas anteriores realizadas por la empresa que preside Agustín Gerez. La más relevante, tal como adelantó este medio en una nota publicada el 29 de noviembre pasado, es que el gobierno les ofreció pagarles por adelantado a los proveedores de LNG —petroleras internacionales como BP, TotalEnergies y Chevron traders como Trafigura, Vitol, Glencore y Gunvour, entre otros—, incluso antes de que entreguen sus cargamentos en la terminal ubicada sobre el río Paraná, el norte de la provincia de Buenos Aires.
¿Por qué se eligió el cambio de modalidad?
En rigor, el pliego establece que Enarsa depositará un 20% de lo que le corresponda a los proveedores que sean asignados —las ofertas se presentarán el 8 de febrero y los ganadores se conocerán un día más tarde— cinco días después de que se firmen los contratos de venta. El 80% restante se cancelará en cuatro pagos mensuales, cada uno por un 20% del total. Eso quiere decir que los proveedores terminarán de cobrar en junio de 2023. El esquema es totalmente distinto al utilizado hasta ahora, dado que cada cargamento recién se pagaba en su totalidad tres días antes de ingresos en aguas argentinas.
El área energética del gobierno —que encabeza la secretaria Flavia Royón— cree que al pagar por adelantado se mitigirá, al menos parcialmente, el riesgo tácito de operar en una macroeconomía tan endeble como la argentina, que enfrenta un estrangulamiento estructural por la falta de dólares. “Es una forma de demostrarle a los proveedores de LNG que existe voluntad de pago y que el gobierno priorizará los pocos dólares que hay en la economía para pagar las importaciones de energía”, indicaron el directivo de un trander.
La otra novedad es que Enarsa ofreció dos alternativas para valorizar la oferta (los contendientes del concurso pueden ofertar un importe fijo o un descuento sobre precio en el mercado TTF), pero desde la óptica de la compañía estatal en ambos casos se termina comprando a precio fijo. ¿Qué significa eso? Como punto de partido, significa que Enarsa sabrá exactamente qué precio pagará cuando confirme las adjudicaciones. Por lo general, en este tipo de operaciones de importación, se opta por un mix entre comprar un porcentaje de los cargamentos a precio fijo y otro tanto a precio variable para capturar valor en caso de que el precio de compra descienda en los últimos meses.
En bloques
“Por ejemplo, si el gobierno creyera que el precio del LNG en julio será más barato que el de hoy, lo lógico hubiese sido que pague los cargamentos que arriben ese mes a un precio variable que recién se se confirme en ese momento. Lo que hizo, en cambio, fue comprar a precio fijo. Es difícil saber qué va a pasar, porque algunos analistas dicen que Europa se sobrestockeo, por lo que el precio seguirá bajando, y otros sostienen que si China reactiva la cotización del LNG volverá subir. Lo concreto es que con la fórmula que se eligió, si el precio baja aún más en los próximos seis meses, Enarsa no podrá beneficiarse de esa situación”, analizó un consultor del mercado.
El tercer elemento novedoso es que la licitación está estructurada en bloques de 10 cargamentos y se deja abierta la posibilidad a que un proveedor pueda ofertar por los 30 buques de LNG. Hasta ahora se trabajaba con ventanas temporales de uno o dos meses. En esta licitación cada uno de los tres lotes incluye cargas a ser entregadas en todos los meses involucrados (de marzo a agosto).
Mejora de precio
Al igual que con la cláusula de pago por adelantado, lo que se busca es bajar los precios de compra de LNG que pagará el Estado argentino. Al ofrecerle más volumen y escala, la apuesta es que haya interesados en quedarse con todo el paquete y que, para eso, ofrezcan precios más económicos. Con el mercado sobrestockeado (a algunos países parece incluso sobrarle algo de gas), la idea hace sentido, aunque es difícil que una petrolera internacional esté dispuesto a asumir el riesgo que implicaría venderle 30 buques a mismo jugador (Enarsa) en un contexto económico complicado. Tal vez aun trader podría interesarle.
En los zapatos del directivo de la empresa estatal o funcionario del gobierno que tenga que firmar las adjudicaciones, tampoco es fácil elegir a un solo proveedor. Por lo general, a fin de evitar riesgos a futuro, los funcionarios a cargo de licitaciones millonarias como esta, prefieren distribuir las adjudicaciones entre varias empresas para evitar que alguien pueda decir que se benefició a un solo competidor.
Fuente: EconoJournal