23/02/22

Las garrafas de gas argentinas, entre las más baratas de la región

Los fraccionadores reclaman una mejora en sus márgenes. El Estado les da un subsidio al sector y a los consumidores.


Las garrafas, que se usan en los hogares más vulnerables, están subsidiadas.

La garrafa de gas en la Argentina es una de las más baratas de la región. Se despacha en los comercios a $ 515 (menos de US$ 5), la mitad que en Paraguay, o un tercio de lo que vale en Brasil o Uruguay.

Sin embargo, las empresas que participan del sector cuentan que existen problemas en su rentabilidad. Los fraccionadores, por ejemplo, dicen que la garrafa les cuesta $ 424, pero que se la traspasan a los distribuidores en $ 236. Eso les genera un pérdida.

La secretaría de Energía subsidia con un 20% adicional a todos los eslabones de la cadena de las garrafas: las empresas productoras, las fraccionadoras y las distribuidoras. Cada uno vino percibiendo un 20% de ingresos extra desde el Estado desde agosto. Y esa subvención se renovó para el período enero 2022-marzo 2022.

Se estima que el precio de la garrafa se renovará en abril, a valores mayores a los actuales.

“Tenemos una estructura de costos que no puede ser cubierta con esos importes. Necesitamos que el precio de referencia para el fraccionado y para las otras etapas se actualice cada seis meses, reclama Pedro Cascales, presidente de la cámara de gas líquido (Cegla).

"En octubre de 2020, el salario mínimo era de $18.900 y el precio máximo de fraccionado de una garrafa de 10 kilos –uniforme para todo el territorio nacional–, de $185. Desde hace unos días el salario mínimo es de $32.616 (72,5% de aumento). Sin embargo, el precio máximo de referencia para fraccionado está congelado desde junio de 2021 en apenas $236 (27,6% de incremento). Cuando vemos el precio final al público sucede algo similar: $359,62 en octubre de 2020 y unos $424 en la actualidad, sólo 20% más", sostienen.

"De seguir con este difícil presente se afectará a los actores de la industria, pero, además, y principalmente, se perjudicará a los usuarios consumidores. En especial a aquellos más vulnerables que, por carencia de recursos o por cuestiones de falta de infraestructura, se ven impedidos a acceder a redes de gas natural o a otros recursos alternativos", afirma esa entidad.

Más de 2,2 millones de hogares reciben un subsidio para la compra de garrafas. Son alrededor de $ 350 que vienen cargados en la tarjeta Hogar, de asistencia social.

"El valor actual de la garrafa es inferior a los equivalentes que se pagan por otros tipos de energía en Argentina", explica Cascales.

"Si hiciéramos una equiparación con los valores de la electricidad residencial de diferentes regiones del país, una garrafa de 10 kilos debería costar $ 2.928 para un consumo equivalente de luz en la ciudad de Córdoba. Si la comparación es con la energía eléctrica de la ciudad de San Miguel de Tucumán el valor correspondiente ascendería a $ 2.082. Incluso si la relación fuera con la provincia de Buenos Aires el precio tendría que ser de $ 1.851.

Las empresas productoras de gas separan el gas que va a las garrafas. Allí entran los fraccionadores. Dicen que sus costos son de $ 424, pero la secretaría de Energía les deja trasladar $ 236 al siguiente eslabón de la cadena, que es la distribución.

Allí se cobra alrededor de $ 505 para arriba, dentro de los puntos de venta oficiales. En invierno, suelen aparecer canales no autorizados que la venden a valores superiores.

En línea con el reclamo de los fraccionadores, a ellos deberían dejarlos vender la garrafa a más de $ 400. Los distribuidores deberían recibirla y ponerle un precio final que ronde los $ 1.000.

Las garrafas poseen un IVA menor (10,5%).

Se calcula que el negocio mueve 700.000 toneladas por año. Como cada garrafa trae 10 kilos, serían alrededor de 70 millones de garrafas. A menos de US$ 5, es una facturación anual de US$ 350 millones.

Fuente: Clarín