10/04/22

Una nueva grieta fractura a los gremios del transporte

Maturano y Fernández, caciques de trenes y colectivos, relanzaron la UGATT junto al barrionuevista Acuña. Puja con la CATT moyanista. Qué tiene cada bando.

Por Antonio Rossi




La grieta que domina el escenario político sumó una nueva versión en el terreno gremial. A la fractura mayor que existe entre el oficialismo y la oposición y el enfrentamiento cada vez más evidente entre el entorno del presidente Alberto Fernández y las huestes camporistas que responden a la vicepresidenta Cristina Kirchner se ha sumado en la última semana una nueva fisura interna entre los gremios del transporte. Impulsada por el titular de La Fraternidad, Omar Maturano, y el timonel de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, y con la participación de uno de los cosecretarios generales de la CGT, el barrionuevista Carlos Acuña, se relanzó la Unión General de Asociaciones de Trabajadores del Transporte (UGATT), el sello que identifica al bloque intersindical de los medios de transporte que había tenido su época de mayor protagonismo entre 2013 y 2016.

Convocados por Maturano, un grupo de 16 organizaciones y agrupaciones gremiales formalizaron el renacimiento de la UGATT con el fin explícito de disputarle la representatividad y la relación con el Gobierno a la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), la otra megaestructura del sector que conducen los dirigentes encolumnados con el moyanismo Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Juan Carlos Schmid, del sindicato de Dragado y Balizamiento.

Separados de mala manera en la actualidad, Maturano y Sasia, los timoneles de las dos entidades en pugna, habían estado codo a codo hace nueve años cuando tuvo lugar el armado de la UGATT. Creada en 2013 durante el segundo mandato de CFK, la UGATT había nacido para enfrentar a la CATT que entonces manejaba el camionero Hugo Moyano. Las diferencias desaparecieron en 2016, cuando se concretó la reunificación de la CGT y los gremios del sector acordaron agruparse todos bajo el paraguas unificado de la CATT.

La convivencia interna que había arrancado en los primeros meses de la administración de Mauricio Macri comenzó a complicarse a principios de 2021 y, como informó Letra P, terminó por colapsar en octubre pasado, cuando Sasia se alió con el moyanismo y pasó a ocupar el sillón mayor de la CATT.

Junto con el gremio de maquinistas de La Fraternidad y de choferes de la UTA, la alineación de la UGATT tiene entre sus principales jugadores al Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio (SOEGyPE) que lidera Acuña, el Sindicato de Camioneros de Santa Fe, la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga, la Unión de Trabajadores Ferroviarios (UTF), la Unión del Personal Superior Ferroviario (UPSF), el Sindicato de Peones de Taxi de Rosario y el sindicato de remiseros (SURyA).

A su vez, en el equipo de la CATT, además de la Unión Ferroviaria y la Federación Nacional de Camioneros, quienes juegan son, entre otros, el gremio de Aeronavegantes que comanda Juan Pablo Brey; los pilotos que conduce Pablo Biró de APLA; capitanes de ultramar, la federación de peones de taxi, el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), Señaleros, el Personal de Dirección de Ferrocarriles y Puertos (APDFA), el gremio de quienes trabajan en las cabinas de peajes, los sindicatos de la actividad de areonavegación UALA y UPSA y Motociclistas Mensajeros.

Para el ministerio de Transporte que conduce el massista Alexis Guerrera el ingreso a la escena de la UGATT promete alterar las reglas de juego que estaban pactadas con los gremios. Si bien hasta ahora el Gobierno no ha tenido que afrontar mayores conflictos en el sector, la divisoria de aguas registrada entre ambas centrales obligará al funcionariado a caminar con cuidado y atender los planteos en juego para evitar que ambos bandos salgan a presionar con acciones de protesta y medidas de fuerza que afecten los servicios de transporte público y los movimientos de las cargas.

Poder de fuego

En el caso específico del transporte de pasajeros, las dos entidades cuentan con suficiente poder de fuego para paralizar los servicios en la región metropolitana.

En lo que respecta los trenes, los seis gremios del sector quedaron repartidos en partes iguales. En la CATT se encuentran la Unión Ferroviaria, Señaleros y los jerárquicos de APDFA. En tanto, en la UGATT se agrupan maquinistas, la Unión de Trabajadores Ferroviarios y los cuadros directivos de la UPSF.

Por el lado de los colectivos, la carta más determinante para una eventual paralización de los servicios la tiene la UGATT con el gremio de choferes de la UTA. Del otro lado, la CATT cuenta solo con la agrupación disidente de Miguel Bustinduy, el dirigente moyanista que mantiene una marcada pelea interna con la conducción nacional de la UTA que encabeza Fernández.

La relación de fuerza se revierte en el rubro de cargas terrestre. Con el clan Moyano a la cabeza, la CATT puede inmovilizar -con piquetes incluidos- casi todas las ramas del transporte de cargas por camiones en cualquier lugar del país.

En el caso de la UGATT, la artillería disponible se concentra principalmente en el territorio santafesino, donde talla con el sindicato provincial manejado por Sergio Aladio, un declarado opositor interno de Moyano, y en la región metropolitana, con el gremio de carga y descarga conducido por Daniel Vila que le ganó la pulseada a Camioneros por los trabajadores de Mercado Libre y representa además al personal de depósitos fiscales, empresas de mudanzas y mercados regionales.

En el mapa político, la CATT juega a dos puntas: tiene una buena llegada al Gobierno y al mismo tiempo una relación directa con el líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, por medio de Pablo Moyano. Su principal bandera es la sanción de una nueva Ley Federal del Transporte que siga los lineamientos que elaboraron los equipos técnicos de la entidad y de la cartera ministerial de Guerrera.

Por su parte, la UGATT arranca con una impronta más opositora y distante con el Gobierno. Rechazan la ley federal de la CATT con el argumento de que la central no fue consultada y que tiene un fuerte sesgo para favorecer negocios del gremio camionero.

Nota Editada en Letra P