Por Antonio Rossi
Jaqueado por la negativa de los funcionarios kirchneristas del área energética a aumentar las tarifas más allá de un 20% y la presión de los técnicos del FMI para reducir los subsidios, el Gobierno de Alberto Fernández se topó con un nuevo escollo en la provisión de gas que va camino a generar un serio problema operativo y una carga económica extra del orden de los u$s2.000 millones anuales.
La empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) confirmó no podrá cumplir con los envíos mínimos de gas natural que estaban pactados hasta abril, ni con los mayores volúmenes pautados para la temporada invernal.
Tras haber estirado un mes el contrato de provisión que finalizó en diciembre y con el fin de no darlo por caído en forma definitiva, las autoridades de la estatal IEASA y sus pares de YPFB acordaron en las últimas horas una nueva prórroga por 60 días que incluye una sensible baja en los envíos de gas debían llegar al país.
En lugar de los casi 11 millones de metros cúbicos diarios (MMCD) comprometidos en la última addenda, YPFB entregará en febrero y marzo solo 7,5 MMCD. En tanto, los 18 MMCD que debía inyectar entre mayo y agosto quedaron por ahora en el aire y sin ninguna garantía de que se pueda revertir en el corto plazo.
Los funcionarios bolivianos indicaron que esperan mejorar la situación y elevar los envíos a Argentina con la incorporación de dos nuevos pozos de Repsol que están próximos ingresar en la etapa productiva. Se trata de los pozos Boicobo Sur-X1 y Margarita X-10 que, más allá de las promesas oficiales de YPFB. recién empezarían aportar un mayor volumen de producción a partir de julio.
Los incumplimientos en las entregas que tenía pactadas Bolivia se acentuaron a partir de setiembre pasado. En los últimos cuatro meses de 2021 debía entregar un promedio de 10 MMCD, pero apenas pudo cumplir con envíos que oscilaron entre 8,5 y 9 MMCD.
El contrato inicial de compra de gas a Bolivia se había firmado en 2006 y contemplaba llegar en tres años a una provisión del orden de los 27 MMCD. Ese registro se fue modificando con el correr de los años por la declinación productiva de YPFB. En 2020, el compromiso que había asumido Bolivia era suministrar un promedio de 21,3 MMCD tampoco ha podido cumplir.
La última addenda contractual -que fue prorrogada en diciembre por un mes y ahora por otro bimestre- fijaba un abastecimiento de 10,7 MMCD en el verano y de 18 MMCD en el período invernal que no se alcanzaron a completar en ningún mes del año pasado.
La intención de IEASA -la estatal que conduce el santacruceño Agustín Gerez- era lograr que Bolivia garantice para este año 10 MMCD en los meses estivales y 18 MMCD en el invierno. La respuesta que recibieron de YPFB en diciembre fue una contrapropuesta de provisión un 30% inferior condicionada al desarrollo de nuevos pozos y a la recuperación de otros que habían bajado su producción.
A juzgar por lo manifestado en la última reunión, ahora la petrolera boliviana tampoco estaría en condiciones de poder sostener esa oferta. Ante esa posibilidad, los negociadores locales plantearon en la mesa de negociaciones que Argentina podría hacer uso de una de las clausulas contractuales que la habilitan a trasladar a YPFB los mayores costos que tenga que afrontar en la compra de otros combustibles destinados a compensar los volúmenes de gas que no lleguen del Altiplano.
Gas: importaciones más caras
Las menores entregas de Bolivia obligan al Gobierno a tener que remplazar ese gas con importaciones de gasoil, fuel oil y GNL, cuyos precios en el mercado internacional siguen con tendencia alcista por las mayores demandas que se registran desde China y los países asiáticos y las nuevas compras que se esperan de Alemania y las naciones del norte de Europa ante el agravamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Por medio de Cammesa -la administradora del mercado eléctrico encargada de proveer la totalidad de los combustibles que requieren los generadores térmicos-, las autoridades energéticas ya salieron a comprar 25 barcos de gasoil y fuel oil que demandarán un gasto que oscila entre los u$s750 y 800 millones.
La licitación en curso contempla la provisión externa de 18 cargamentos con un total de 900.000 metros cúbicos de gasoil y 7 buques con 350.000 metros cúbicos de fuel oil para atender la mayor demanda de las usinas térmicas entre fines de febrero y la última semana de abril.
Por el lado del GNL, la estatal IEASA resolvió adelantar el retorno del barco regasificador de Bahía Blanca que estaba previsto para el 1 de junio al 18 de mayo. La terminal regasificadora bahiense se sumará a la instalada en Escobar para poder reforzar la oferta interna de gas en los meses de mayor demanda invernal.
A diferencia del año pasado donde el precio promedio por los 55 cargamentos de GNL que ingresaron por barco a Bahía Blanca no llegó a superar los 7,5 dólares por millón de BTU ahora el Gobierno tendrá que afrontar valores que son tres veces más elevados e implicarán un desembolso adicional del fondos del orden de los u$s1.200 millones.
Con el fin de ir sondeando cómo se perfila el mercado proveedor para el período invernal, IEASA decidió licitar la entrega de un buque de GNL a la terminal de Escobar para mediados de marzo. Tal como viene la mano, lo más probable es que reciba ofertas por arriba de los 25 dólares por millón de BTU. Un precio que, según estiman los principales consultores del sector, podría saltar por encima de los 30 dólares por millón de BTU cuando se contraten los suministros programados para el período junio-agosto.
Fuente: www.iprofesional.com