En un contrapunto pocas veces visto entre los principales actores del negocio energético, las distribuidoras de gas salieron a cantarle “retruco” las empresas petroleras que las habían “buchoneado” por no haber cancelado el total de las facturas correspondientes al combustible entregado en el mes de enero.
Tras reponerse del golpe bajo lanzado la CEPH (Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos) al plantear publicamente los incumplimientos de pago que se vienen registrando desde la pandemia del coronavirus, la Asociación de Distribuidores de Gas (ADIGAS) le respondió a las petroleras que “la confrontación” no es la vía para superar los problemas y reponer la estabilidad perdida.
La inédita disputa entre las entidades energéticas había arrancado la semana pasada cuando la CEPH despachó y mediatizó dos notas oficiales enviadas al subsecretario de Hidrocarburos, Juan José Carbajales y a la propia ADIGAS en las cuales denunciaba que las gasíferas “acumulan una deuda de 3.500 millones de pesos que no quieren pagar”.
La CEPH (la entidad que nuclea a YPF, Tecpetrol, PAE, Total , CGC, , Pampa Energía y Wintershall, entre otras) destacó a las autoridades energéticas que “pese a haber sido intimadas en numerosas oportunidades, las distribuidoras de gas se niegan a cumplir con sus obligaciones de pago y ni siquiera presentan una propuesta de cancelación”.
Tras reclamar la intervención del Gobierno, las petroleras resaltaron que “esta actitud atenta contra la posibilidad de mantener y desarrollar un esquema de suministro a largo plazo, además de representar un claro desequilibrio frente al esfuerzo que vienen haciendo las productoras de gas”.
En la nota remitida a las gasíferas, la CEPH volvió a expresar su “preocupación debido al flagrante incumplimiento de pago de parte de todas las distribuidoras” y apuntó en forma directa contra Camuzzi Gas Pampeana, Redengas y Gasnea “que no han efectuado pago alguno por sus consumos de enero a pesar de estar recibiendo gas en forma continua”.
Según la visión de las petroleras, “la actitud de las distribuidoras resulta totalmente arbitraria y fuera de lo estipulado en los contratos con los productores y en el marco regulatorio vigente que establece que el abastecimiento de la demanda de los usuarios es responsabilidad exclusiva de esas empresas”.
El contraataque de las gasíferas sobrevino en las últimas horas por medio de una nota enviada a Manuel García Mansilla, el director ejecutivo de la CEPH.
El descargo de ADIGAS se focalizó, basicamente, en cuatro puntos:
--Desde 1994 las distribuidoras han enfrentado y superado distintas crisis económicas y sociales poniendo en primer lugar a los usuarios con una operación segura y confiable.
--Las empresas vienen prestando el servicio público de distribución con tarifas que están congeladas desde un año y con una inflación anual que ha superado el 50%. A ese problema financiero preexistente se ha agregado ahora el impacto extraordinario de la pandemia del Covid-19.
--Las medidas tomadas por el Gobierno para paliar los efectos de crisis sanitaria en la población trajo una brusca pérdida de ingresos por la caída de la demanda y los significativos retrasos en los pagos de los clientes debido a cuestiones operativas en los sistemas de pago, problemas financieros y medidas regulatorias de diferimiento de vencimientos que han configurado una causal evidente de “fuerza mayor” respecto a las obligaciones de pago asumidas previamente.
--En este marco excepcional, no hay lugar para la confrontación y lo que queda es el trabajo conjunto de toda la industria del gas para hallar las soluciones y recuperar la normalidad.
La controversia energética tuvo su origen cuando a principios de abril las gasíferas pagaron apenas entre el 10% y el 40% del total del gas que habían recibido en enero. Según las distribuidoras, esos desembolsos estuvieron en línea con los bajos niveles de pago que tuvieron los usuarios.
La próxima semana vence el plazo de pago del gas entregado en febrero. Y tal como se perfila el panorama, las gasíferas no están en condiciones de poder cancelar la totalidad de las facturas. Ante eso, la gran duda que sobrevuela en el sector es cuál será la posición tomarán las petroleras.
NUEVO CEO DE YPF
Elegido en la primera asamblea de accionistas de la empresarealizada en forma virtual, el nuevo CEO de YPF, Sergio Affronti no tendrá tiempo para distraerse y afrontará en el corto plazo un doble desafío: mantener a la empresa a flote en medio de un escenario extraordinariamente complejo y negativo y esquivar las intenciones extremas del sector kirchnerista más duro que quiere aprovechar la abrupta degradación del valor accionario para estatizar totalmente la petrolera.
Con más 27 años de trayectoria en la actividad petrolera, Affronti dio sus primeros pasos como profesional en la anterior YPF estatal en la provincia de Mendoza como encargado de producción para pasar a trabajar después en los yacimientos de Neuquén y Golfo San Jorge.
Tras el desembarco de Repsol en el manejo de YPF durante el menemismo, fue enviado a dirigir proyectos gasíferos en Argelia y Asia para recalar luego como timonel del grupo ibérico en Ecuador. En 2012, fue convocado por Miguel Galuccio para que se haga cargo del área de compras y contrataciones de la nueva y nacionalizada YPF con mayoría estatal. Entre 2012 y principios de 2016, Affronti desarrolló la cadena de proveedores y creó YPF Tecnología (Y-TEC), la compañía de investigación y desarrollo, cuyo 51% pertenece a YPF y el 49% restante, al Conicet.
Tras la llegada del macrismo se desvinculó de la empresa y trabajó como consultor independiente para petroleras internacionales interesadas en Vaca Muerta y en el negocio petrolero local.
Ahora retorna a YPF como CEO luego de pasar el filtro de la Casa Rosada y no recibir objeciones del lado de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
La empresa que encuentra no podía estar peor. El año pasado registró una pérdida récord de casi 33.400 millones de pesos. En medio del derrumbe los precios del petróleo y el gas a nivel internacional, sus ventas internas de naftas acumulan un descenso del 75% y que en el caso del gasoil llega al 50%. Por la caída del consumo debió cerrar las producciones de varios yacimientos y la destilería de Plaza Huincul.
Sin posibilidad de tomar créditos, en lo resta del año tiene que afrontar el pago de 1.557 millones de dólares entre obligaciones negociables, préstamos anteriores y deudas comerciales. Y para 2021, la deuda exigible supera los 1.400 millones de dólares. La acción de la empresa en Wall Street cerró el mes de abril con una cotización de 3,84 dólares, lo que hace que su valor bursátil sea apenas algo más de 1.500 millones de dólares, la décima parte de lo que llegó a valer hace unos años.
Según el mensaje que bajó en la asamblea de accionistas el presidente de YPF, Guillermo Nielsen; el nuevo CEO tendrá que encarar dos tareas inmediatas y determinantes para la supervivencia de la empresa: “retomar la sanidad financiera con niveles de deuda y obligaciones manejables y concretar negocios que tengan alta rentabilidad y retornos en el corto y mediano plazo”.
Fuente: Nota Editada en Letra P