A menos de 20 días de haber asumido, los cuatro gremios tradicionales del sector ferroviario le trasladaron a la flamante administración nacional de Alberto Fernández un atípico y polémico planteo vinculado con la existencia de una nueva entidad sindical que ha comenzado a tallar en el sector del transporte.
Por medio de una inusual presentación remitida a las autoridades del ministerio de Trabajo que encabeza Claudio Moroni; los gremios de la Unión Ferroviaria (UF), La Fraternidad, APDFA y la Asociación de Señaleros interpusieron un “recurso de reconsideración” para que el Presidente de la Nación anule las normas que reconocieron y habilitaron el accionar de la novel asociación sindical Unión de Trabajadores Ferroviarios (UTF).
El planteo suscripto en primer término por el secretario general de la UF, Sergio Sasia y secundado por sus pares Omar Maturano (La Fraternidad), Adrián Silva (APDFA) y Enrique Maigua (Señaleros) le reclama al Poder Ejecutivo que “revise y deje sin efecto” el decreto 884 del anterior gestión de Mauricio Macri por el cual se le dio “plena eficacia, validez y vigencia” a la resolución 1074 de la cartera laboral que había reconocido a la UTF como una “entidad gremial de primer grado” inscripta en el Registro de Asociaciones Sindicales de Trabajadores.
Para sostener la petición, los dirigentes ferroviarios alegaron basicamente una serie de supuestos vicios administrativos y formales, el hecho de que no les habrían dado intervención previa en la tramitación del expediente y en el cuestionado argumento de que se trata de una maniobra que alienta la fragmentación y busca debilitar al movimiento sindical organizado.
Más allá de los motivos esgrimidos en el escrito que añade una nueva e inesperada complicación para los nuevos funcionarios que recién han desembarcado en el Gobierno, especialistas en temas laborales y funcionarios de carrera del ministerio de Trabajo coincidieron en destacar la presencia de varias aristas polémicas y relevantes que aparecen en la presentación de los gremios ferroviarios.
En primer lugar, no existirían registros en la cartera laboral de un planteo similar que hayan impulsado un grupo de gremios para bloquear e impedir el funcionamiento de otra entidad sindical.
En segundo lugar, lo frecuente y habitual en estos casos es que las presentaciones en contra de la aparición de nuevos gremios provengan del lado de las empresas empleadoras que prefieren tratar y cerrar las negociaciones colectivas y salariales con la menor cantidad de gremios posibles en cada sector y actividad.
En tercer lugar, resulta bastante contradictorio que Sasia y sus colegas sostengan que la creación de un nuevo gremio los perjudica porque eso equivale a reconocer expresamente que los grandes sindicatos están en contra de la mayor participación de la fuerza laboral que pregonan los convenios de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) con el fin de garantizar el derecho a constituir las organizaciones que los trabajadores consideren convenientes.
Enmascarado detrás del argumento del supuesto “debilitamiento sindical”, lo que aflora en el tablero es una clara movida de las cúpulas ferroviarias para que no entre en juego una nueva entidad gremial que ponga en riesgo sus campos de acción y los espacios de poder que ocupan en el terreno sindical y político.
Y en cuarto lugar, lo que llama la atención es el punto del planteo que sostiene que la empresa DECAHF (Desarrollo del Capital Humano Ferroviario Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria) –de donde provienen la mayor parte de los afiliados de la UTF—“no ejerce actividad ferroportuaria alguna” y que por tal motivo sus empleados no podrían crear una nueva entidad sindical en el ámbito ferroviario.
La empresa DECAHF tiene injerencia en todas las empresas estatales del sector ferroviario ya que capacita y paga los sueldos y provee los empleados que trabajan en la SOFSE, Belgrano Cargas y Logística, Ferrocarriles Argentinos y la concesionaria privada Ferrovías. Además tiene a su cargo, el Centro Nacional de Capacitación (CENACAF), el Archivo General de Ferrocarriles y el Museo Nacional Ferroviario.
Lo que resulta curioso es que los gremios que cuestionan a la UTF también tienen afiliados en la empresa DECAHF y son los que negocian las paritarias y convenios colectivos de trabajo.
La Unión de Trabajadores Ferroviarios (UTF) se conformó en su mayoría con ex empleados de la empresa estatal bonaerense Ferrobaires que no se sintieron defendidos y acompañados por la Unión Ferroviaria y otros gremios del sector cuando en 2016 se produjo el traspaso de la órbita provincial a la Nación.
En ese momento, los pedidos de apoyo al sindicato más numeroso del sector manejado por Sasia no encontraron respuestas y llevaron a los ex empleados de Ferrobaires a agruparse para avanzar con la conformación de una nueva entidad gremial que los represente.
Fuente: Transporte y Energía